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13 abril 2012 5 13 /04 /abril /2012 13:21

Para nadie es un secreto el abuso del lenguaje en cuanto al vulgarismo se refiere, pero que el Tribunal Máximo de unAmenhotep Planas (1) País se ponga a nivel escatológico, es lo último que le puede pasar a la dignidad del ser humano, y en especial de las mujeres madres de gente emprendedora.

El idioma castellano es el mas rico y nutrido del mundo, y permite evaluar a sus entendidos, hablantes y escribientes, su nivel cultural. Caso contrario demuestra el Tribunal Supremo de Justicia venezolano, quienes por “culillo” legitiman semejante ofensa a la inteligencia y dignidad de sus conciudadanos.

Para los usuarios del idioma, o del lenguaje sustentado en las reglas y normas gramaticales según el Diccionario de la Real Academia Española. En el caso que nos ocupa es: hijo, o hija viene del latin filius, que se refiere a la filiación. Este a su vez puede ser una  Persona o animal respecto de su padre o de su madre (…). También se refiere a la Persona que no tiene padres ni parientes conocidos. Y quién en Venezuela no conoce a Miguel Henrique Otero y su honorable ascendencia?

Ahora bien, abstrayéndonos en la modernidad de la cual estamos seguros los honorables magistrados no tienen ni “la puta idea”, la Real Academia en su vigésima tercera  edición (que es ultima, por si  no lo saben en su ignorancia) publica como articulo enmendado el siguiente significado para la palabra Puto o puta lo siguiente: “1. adj. vulg. U. como calificación denigratoria. Me quedé en la puta calle. 2. adj. vulg. U. c. antífrasis, para ponderar. Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene!  3. adj. vulg. U. para enfatizar la ausencia o la escasez de algo. No tengo un puto duro. 4. m. sodomita (que practica sodomía). 5. m. prostituto.

Vemos asi que la ignorancia prolifera en la acera de quién asi se expresa en programas de la televisora de todos los venezolanos, que según las funciones libertarias son para “educar, informar, y entretener”, ahora respaldado por sus cómplices sin moral ni conocimientos lingüísticos.

Si así se legitima la destrucción del lenguaje, nadie podrá impedir que a cada uno de esos magistrados y a quienes usan y celebran esa frase, los mandemos en nuestro sano juicio para la misma “puta que los parió”, basados en que no sabemos ni quiénes son, ni que hicieron a hacen en su vida.

En todo caso, a la coloquial marabino: “no sean tan hijo e´putas carajo”

@AmenhotepPlanas

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