Hay cosas que tienen que ver con la realidad objetiva y subjetiva; es asunto para todos los gustos y dignidades.
Recuerdo cuando en los años ´97 y ´98 debatía en con mis alumnos en la cátedra Ideas Políticas Contemporáneas la insana intención del comandante mesiánico de “igualarnos a todos en una nueva sociedad, -nunca dijo que era comunismo ni socialismo ni pretorianismo”, a lo cual yo aseveraba: “A mí que me igualen con los más exitosos, prósperos y felices, no con la pobreza y la depresión, que era lo que yo auguraba al ver que no existía en la oferta del militar ninguna propuesta estratégica de economía, ni de servicio en ciencia política”. Ese era y fue un excelente debate en la juventud universitaria de la época. Hoy me lo recuerdan esos colegas egresados dispersos por el mundo entero.
Es bien triste y hasta sospechoso que se nos manipule con la otra eliminación de cinco ceros a la moneda para sumar ocho, léase OCHO (8) dígitos, y no son ceros que es igual a nada. Y es por ello que en el 97 yo era todavía millonario en alegrías, calidad de vida y ahorros de 30 años. También en este 2018 tenia algunos pírricos ahorros que me los depreciaron abruptamente con obscuras intenciones de igualarnos a todos en la pobreza extrema, en la desesperanza aprendida impuesta en un macabro plan político, en un mundo lleno de vagos militantes partidistas y milicianos que se dejan comprar en su mediocridad por un bono bozal de arepa o dinero sencillo, a costa de la republica y el bienestar de su propia familia. Cabe una pregunta: ¿A quién o quiénes les quedaron mis céntimos en dígitos que multiplicados por millones de cuentahabientes hacen mucho dinero?
Las alegrías como los glóbulos rojas abundaban en otros tiempos, y es que hace menos de ocho años cuando el salario mínimo era de setecientos noventa y nueve bolívares “fuertes” con noventa céntimos (Bs.F. 799,50), el kilo completo de harina precocida siempre estaba en oferta en Bs.F. 1,50 en las grandes cadenas de hipermercados capitalistas como el CADA, ÉXITO, o Victoria, o Madeirense y otros en todo el territorio nacional. Había producción y productividad a pesar del inicio de las expropiaciones, por lo cual, con un salario mínimo se podían adquirir con precio de detallista 533 paquetes de cualquiera de las 13 marcas de harina precocida. Al mayor serian mucho más como ejemplo ahora en tiempos de Maduro: con salario mínimo en efectivo es un precio y por tarjeta o transferencia es otro triplicado o quintuplicado gracias a la inacción gubernamental.
Nos están igualando en precariedades a países tiránicos y absolutistas, pretorianos del cuarto mundo, haciéndonos más pobres en alegrías, calidad de vida y capacidad de compra y facilidades de adquisición de bienes y servicios, harto descompuestos por la exagerada corrupción roja rojita como la sangre comunista. Nos hicieron abandonar las vías del desarrollo como era Venezuela para alcanzar la mayor felicidad posible con inmensas riquezas naturales, minerales e intelectuales, recordando al muerto cuando afirmaba que ser “rico es malo”, pero ser pobre es mucho peor.
@AmenhotepPlanas
Amenhotep Planas Raga